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¿Disciplina o castigo?: El por qué de la ineficiencia de los castigos

¿Disciplina o castigo?: El por qué de la ineficiencia de los castigos

agosto 19, 2021 by Editor CLICC1558
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Educar y disciplinar a los hijos es uno de los trabajos más importantes y difíciles a los que se enfrentan al momento de ser padres. Lo que llega a ser sumamente frustrante y agotador,  por lo que,  en ocasiones  los papás aplican algún tipo de castigo con el fin de lograr la conducta deseada.
Pero, ¿realmente son buenos los castigos en los niños?. Contrario a la creencia popular, actualmente se sabe que los castigos traen consigo consecuencias negativas en el desarrollo personal, social y emocional en quienes los reciben, y se consideran denigrantes. Además, se ha identificado que producen distanciamiento hacia quien efectúa el castigo, no enseñan ni educan sobre nuevas conductas, y promueven el desarrollo de complicaciones emocionales y conductuales en quienes lo reciben. 
Es importante reconocer que disciplina no es sinónimo de castigo, el castigo se puede definir como cualquier reprimenda en la que se hace uso de la fuerza física o la voz para infligir algún dolor o incomodidad aunque sea leve. La intención del castigo es corregir y controlar la conducta del menor, afectando física o psicológicamente para generar una experiencia negativa y evitar que la conducta se repita. Mientras que, la disciplina permite enseñar y mostrar porque algunas conductas no son aceptables y otras sí, así como, indica  de qué manera se puede controlar y regular su comportamiento.
Hacer uso del castigo, de cualquier tipo (golpes, humillación, tiempo fuera, gritos, etc.), pareciera ser una solución, sin embargo, estos solo tienen un efecto a corto plazo, ya que, los niños responden solo por el miedo al castigo, y no se genera una enseñanza que permita al niño entender por qué su conducta o acción estuvo mal. Al reprimir constantemente se logra ocasionar  que los niños ya no cooperen a pesar de la amenaza al castigo, de manera que, las habilidades sociales y empáticas se ven afectadas, del mismo modo,  se alienta a que los menores no tengan la confianza de hablar sobre lo que les pasa o lo que hicieron y comienzan a mentir para evitar el castigo, por lo tanto, los castigos solo educan a centrarse en las consecuencias en lugar de analizar el motivo por el cual su conducta estuvo mal o el por qué afectó a alguien más. 
Diversos estudios han identificado que una exposición a la violencia en edades tempranas puede originar afectaciones en áreas socio-emocionales, de salud física,  de aprendizaje y memoria, así como alteraciones cerebrales que se manifiestan a una edad más avanzada, de igual manera, los menores comienza a normalizar la violencia y se aprende que la resolución de conflictos se da mediante el uso de violencia física, verbal o emocional. 
¿Cuáles son los efectos negativos del castigo a corto y largo plazo en los niños?
Corto plazo:
  • Agresividad
  • Baja autoestima
  • Afectación en la salud física
  • Necesidad de aprobación
Largo plazo:
  • Aislamiento social
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Problemas cognitivos
  • Apego inseguro
  • Pensamientos suicidas
Si los castigos son constantes, durante su niñez, es muy probable que desarrolle problemas emocionales a la edad adulta e incluso desde la niñez. 
El principal objetivo de la educación es enseñar y dejar una enseñanza a los niños. Para poder lograr esto en los hijos es importante aplicar diversas estrategias que permitan a los infantes hacer evaluaciones por ellos mismos y así logren  identificar entre algo bueno y malo,  entre lo justo e injusto y en especial el respeto hacia sí mismos y hacia los demás.
Algunas recomendaciones para fomentar una disciplina sin miedo son:
  • Poner reglas y delimitar qué cosas sí se pueden hacer y qué cosas no.
  • Evitar el uso de violencia de cualquier tipo.
  • Responder, en la medida de lo posible, a las peticiones o necesidades de su hijo.
  • Evitar decir las cosas en forma de orden. 
  • No usar amenazas al pedir que  realice una tarea o acción.
  • Evitar responder con ira ante la situación.
  • Explicar siempre la situación en la que su comportamiento no es adecuado, y ayudarlo a comprender cómo su comportamiento llega a afectar a sí mismo o a otros. 
  • Felicitar ante un buen comportamiento.
  • Tener paciencia
  • Ante todo, recuerde que usted es su modelo a seguir, su hijo llegará a repetir las conductas que usted realiza.
Se puede hacer uso de diversas estrategias que permitan encaminar hacia una mejor disciplina, no obstante, la comunicación con sus hijos es una manera fundamental para ayudarlos a comprender por qué su comportamiento es inaceptable, mediante un lenguaje tranquilo y adecuado a su edad. Es importante tener en cuenta que la manera en que el adulto responde a los comportamientos del menor tiene efectos duraderos y significativos en su desarrollo y su comportamiento.
Sentirse sofocados, aturdidos y perdidos en el camino de la crianza de sus hijos es totalmente válido, de la misma manera que,  es válido cometer errores en el camino, no existe una manera perfecta de ser buenos padres y de cómo disciplinar correctamente a los hijos, por ello, pedir ayuda en el camino está bien. Lo importante es identificar y reconocer la necesidad de ayuda para actuar de manera oportuna.
Ser padres no los convierte en personas que deben de ser perfectas, que tengan que saber la respuesta a todo o que deberían  poder con todo, todas las emociones son válidas durante todo el proceso. Por lo que se pueden apoyar de un  profesional en la conducta y salud mental, que les apoye en la resolución de conflictos en el entorno familiar así como el desarrollo de estrategias y metas en este entorno. 

 

Referencias:
Glicksman, E. (2019). Physical discipline is harmful and ineffective. https://www.apa.org/monitor/2019/05/physical-discipline
González, M., Navarrete, I.&  Capano, A. (2016). Prevención de castigo físico: Promoviendo la parentalidad positiva en la temprana infancia. Facultad de Psicología, Universidad Católica del Uruguay. https://www.aacademica.org/000-044/309.pdf?view 
Maldonado, L. (2011). ¿Hasta qué punto es buena la disciplina y el castigo?. Pedagogía Magna, 11, 150-155.
Sauceda, J., Olivo, N., Gutiérrez, J, & Maldonado, M. (2007). El castigo físico en la crianza de los hijos. Un estudio comparativo. Medigraphic Artemisa. 
Smith, A. (2006). The State Research on the Effects of Physical Punishment.Social Policy Journal of New Zealand Te puna Whakaaro, 114-127. https://www.msd.govt.nz/about-msd-and-our-work/publications-resources/journals-and-magazines/social-policy-journal/spj27/the-state-of-research-on-effects-of-physical-punishment-27-pages114-127.html

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