¿Sabes qué es el trastorno del espectro autista y cuáles son sus características?
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) forma parte de una serie de afecciones que suelen ocurrir primordialmente durante la infancia, estas afecciones se denominan trastornos del neurodesarrollo ya que afectan la maduración neurológica normal del niño, provocando alteraciones cognitivas, dificultades en el aprendizaje, en las habilidades motoras, emocionales y sociales.
Por ello, para poder establecer el diagnóstico del TEA es necesario realizar una evaluación de dichas habilidades del niño, así como entrevistas a familiares, cuidadores y/o profesores.
La evolución de un niño con TEA dependerá en gran medida de la edad en que se diagnóstica y se inicia una intervención, así como el nivel de severidad que presenta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay un caso de TEA por cada 160 nacimientos, y se registran 5 veces más hombres que mujeres con esta condición.
En México no se cuenta con datos precisos, pero se estima que al año hay 6 mil casos nuevos de TEA.
Actualmente el TEA comprende distintos niveles de afecciones, que deben presentarse en las siguientes áreas para poder ser diagnosticado:
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Déficits en la interacción y comunicación social: se refiere dificultades en el área socio-emocional, comunicación no verbal, desarrollo cognitivo, mantenimiento y comprensión de las relaciones sociales.
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Patrones restrictivos y repetitivos de la conducta: se refiere a la presencia de conductas repetitivas del niño, resistencia a los cambios, intereses profundos y difíciles de controlar, y alteraciones sensoriales.
Los primeros síntomas suelen manifestarse a partir de los 3 años y estos son:
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Dificultades en la comunicación e interacción social, en diferentes entornos sociales.
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Conducta repetitiva, no tolera los cambios en la rutina.
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Muestra dependencia exagerada para realizar actividades cotidianas.
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Tienen un interés profundo y prolongado hacia temas específicos.
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Establece poco contacto visual o lo realiza de manera errática.
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Da la impresión de que no presta atención a su entorno.
Otras de las características que pueden presentar son sensibilidad sensorial (no soportan los cambios de luz o ruido fuertes, presentan hipersensibilidad a texturas en la ropa o temperatura), trastornos del sueño, problemas de digestión e irritabilidad.
Aunque el TEA comienza durante la infancia, este se extiende a lo largo de toda la vida, por lo que de no haber una intervención neuropsicológica oportuna, las repercusiones en las distintas áreas del desarrollo pueden ser aún más significativas.
Si bien, los estereotipos de como “debe ser una persona”, afectan y modifican la forma de vida tanto del niño, como de los padres, es necesario aclarar que son personas que poseen sus propias fortalezas y habilidades, ya que dependiendo del nivel de severidad que presenten y con ayuda profesional, pueden desarrollar hábitos que les permitirán desempeñarse favorablemente en su entorno, puesto que:
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Algunos pueden tener una inteligencia superior en comparación con sus pares.
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En algunos casos son capaces de aprender temas con detalle y recordar información por largos periodos de tiempo.
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Pueden desarrollar una memoria visual y auditiva superior.
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Suelen sobresalir en algunas materias, aquellas por las que toman mayor interés.