“Ahora todo es llevarlo al psicólogo…. lo que necesitan son unas buenas nalgadas».

“AHORA TODO ES LLEVARLO AL PSICÓLOGO…. LO QUE NECESITAN SON UNAS BUENAS NALGADAS “
El uso de métodos de disciplina “tradicionales”, que conllevan el castigo físico son comúnmente empleados en México, puesto que seis de cada diez niños han experimentado este tipo de disciplina por parte de sus padres, madres, cuidadores o maestros.
Los niños expuestos a la violencia tienen mayores probabilidades de perpetuar estas conductas dentro de su núcleo familiar una vez que son adultos.
Además, debido a que el estrés generado por la violencia afecta el desarrollo cerebral, se ha encontrado que tiene repercusiones en las habilidades cognitivas de los niños. Ante este panorama se han implementado programas de atención a la infancia temprana y de prevención de violencia familiar, observando beneficios en la salud mental y en otros indicadores sociales. Es importante proporcionar herramientas a los padres para promover vínculos emocionales positivos, controlar sus propias emociones para poder regular la conducta de sus hijos, establecer límites evitando el castigo físico o el maltrato psicológico como métodos de disciplina. Así, la educación sobre el neurodesarrollo es una vía para lograr una mejor sociedad.
“Cuando éramos pequeños nos daban unas buenas nalgadas, unos jalones de cabellos cuando nos portamos mal, ahora todo es llevarlo al psicólogo […], lo que necesitan son unas buenas nalgadas.”
“Los cinturonazos […] esa era la mejor terapia anteriormente, hoy le llaman déficit de atención”.
“…el mayor tiene 6 años y también me desespera un poco, así que más bien son las hormonas que hacen que nos den ganas de darles unos chanclazos”.
Comentarios tomados de la red.
Hay adultos que consideran como un método de corrección efectiva el dar nalgadas, golpes, cinturonazos o chanclazos para evitar que el niño se convierta en un “delincuente”. El uso de estos métodos de disciplina “tradicionales” puede ser más evidente en estos días de confinamiento, ante la pérdida de la paciencia debido al estrés generado en los padres por su propia carga de trabajo, las actividades escolares de los niños y las responsabilidades de casa.
En tiempos de Covid-19 y la necesidad de confinamiento, se reportó un aumento de la violencia familiar en marzo de 2020, con 64,858 llamadas de emergencia.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), sin embargo, la violencia familiar ha estado presente en nuestro país desde antes de la pandemia. Tan sólo en 2019 hubo 239,219 carpetas de investigación iniciadas por delitos contra la familia. Además, de acuerdo con el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), el 38.2% de 54,888 encuestados reportaron haber sufrido al menos una situación de violencia verbal, física o psicológica durante 2018. Según la UNICEF, en 2015, 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes mexicanos sufrieron métodos de disciplina violentos por parte de sus padres, madres, cuidadores o maestros. Mientras que 1 de cada 2 fueron agredidos psicológicamente.
¿Pero realmente son ciertas las creencias populares de “una nalgada a tiempo soluciona todos los problemas” o “la letra con sangre entra” ?
¿Será que los golpes generan más problemáticas de las que supuestamente evitan?
De acuerdo con Gordis (2004), un niño que es expuesto a la violencia tendrá mayores probabilidades de cometer un crimen y estar en prisión al llegar a la adultez, perpetuando el ciclo de violencia, incluso entre los miembros de su familia, por ejemplo, con su pareja o sus hijos. De este modo, un niño que fue violentado se convierte en un generador de violencia.
Dentro del contexto de violencia que lamentablemente vive nuestro país, Avalos Galindo (2017), halló que la mayoría de los reclusos de prisiones federales y estatales de México que estuvieron expuestos a la violencia durante la niñez, mostraron altos niveles de violencia durante la comisión de un delito. Esta exposición incluía varias situaciones, como el haber sido abusados por miembros de la familia, abandonar la escuela como consecuencia de los actos violentos vivenciados, problemas familiares y ser golpeado frecuentemente por los padres u otros miembros de la casa. Estos datos contradicen la creencia popular.
Por si no fuera suficiente información, también hay investigaciones en niños de 5 años que demuestran una correlación entre el grado de violencia doméstica que han experimentado y una disminución de su coeficiente intelectual, tras aplicarles una prueba para valorar sus habilidades cognitivas. Asimismo, en niños de 8 años, se ha encontrado un efecto negativo de la violencia doméstica sobre los resultados obtenidos en pruebas de lenguaje receptivo y expresivo.
Adicionalmente, los niños expuestos a la violencia doméstica tienen mayores posibilidades de presentar depresión, ansiedad o conductas agresivas, debido a las dificultades para manejar emociones y a la limitación de oportunidades para establecer relaciones positivas durante la infancia.
¿Cómo se explica la asociación entre la violencia doméstica y las consecuencias negativas mencionadas?
La violencia ejercida entre los padres es amenazante para el niño y por ende un gran factor de estrés. Éste puede afectar el desarrollo cerebral, debido a un aumento de catecolaminas y cortisol, los cuales dañan las neuronas. Y es durante la infancia, que el crecimiento neuronal y la plasticidad hacen al cerebro particularmente sensible a los factores ambientales, por lo cual el estrés generado por la violencia doméstica impactaría en última instancia sobre las habilidades cognitivas del niño y, además sería un factor de riesgo para el desarrollo de psicopatologías.
De hecho, existe bastante evidencia de que el maltrato infantil se relaciona con alteraciones estructurales y funcionales en regiones cerebrales como el hipocampo y la corteza cingulada anterior. Asimismo, se han observado cambios en el cuerpo calloso, una importante vía de comunicación interhemisférica.
Se cree erróneamente que sólo existe maltrato cuando hay violencia física.
No obstante, también existe el maltrato psicológico y la negligencia en el cuidado del niño. Éstas también son formas de maltrato que alteran el desarrollo cerebral. Por ejemplo, aquellos adultos que de niños experimentaron solamente maltrato parental verbal (pero no de otro tipo), muestran cambios en la corteza auditiva primaria y en el fascículo arqueado, los cuales son primordiales para el procesamiento del lenguaje. Además, el solo hecho de observar violencia doméstica durante la infancia se vincula con cambios en la corteza visual y en el fascículo longitudinal inferior. Éste forma parte de la vía visual-límbica, la cual es necesaria para los procesos emocionales, de memoria y de aprendizaje específicos de la visión.
Ante este panorama ¿cómo podemos actuar?
Hay investigaciones que demuestran los beneficios de la atención en la infancia temprana y programas de prevención de violencia interpersonal sobre la salud mental, la salud física y el logro académico.
Además, dicha atención se asocia con una reducción de la violencia, la adicción y la pobreza. Uno de los factores que se ha relacionado con un desarrollo óptimo durante la infancia temprana, es la habilidad de los cuidadores para proveer experiencias positivas enriquecedoras y proteger a los niños de riesgos dentro de su ambiente. Por eso, resulta indispensable intervenir con los padres brindándoles herramientas que les permitan promover vínculos emocionales con el niño, gestionar sus propias emociones para poder regular la conducta de sus hijos, establecer límites evitando el castigo físico o el maltrato psicológico como métodos de disciplina. También es necesario proporcionar educación acerca de las conductas típicas de cada edad. Por ejemplo, los “berrinches” son conductas normales que se presentan comúnmente entre niños de 18 meses y cuatro años y se producen por diferentes factores, como la búsqueda de independencia por parte del niño y procesos de madurez.
Así, la educación a los padres sobre el neurodesarrollo es una vía para lograr fortalecer los vínculos familiares y como resultado tener una mejor sociedad.
4 comments
Reyna Estrada
mayo 20, 2020 at 12:43 pm
Es muy informativo y reflexivo
Yo soy abuela ,y no sabía casi nada
De la información que? Ustedes nos dan con estos artículos .
Para? Mi fue difícil cambiar y entender
Que? Hoy en día ,no se educa a un niño o niña
Cómo ? A mí me educaron
Y
Me da pena aceptar que? Yo eduque a mis hijos a golpes y gritos
Principalmente con mi
Hija la mayor .
Afortunadamente ella no siguió el
Patrón mío y de sus abuelas
Ella se informa y educa a su hija mi nietecita
Con amor y respeto
Le gusta ver al Psicólogo de niños
No recuerdo el nombre solo su apellido
Pallamares el siempre dice
Respetar al niño ,amaro,jugar con el ,entenderlo
Y ternerle todavía paciencia del mundo
Muchas gracias
Tengan un excelente día
Y discpen mis faltas de ortografía
Por su atención mil gracias
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