Otra rebanadita más de pastel, por favor. En México, hasta el 85 % de la población rebasa el consumo de azúcar recomendado.

Una rebanadita más de pastel, por favor.
En los últimos años, el consumo energético ha aumentado mediante la disponibilidad y bajo costo de comida y bebidas carente de nutrientes. Debido a que el cerebro no puede sintetizar o almacenar reservas energéticas, la comida es la fuente de energía por lo que puede relacionarse con su estructura y función. Tanto el estrés oxidativo, la inflamación y la resistencia a la insulina son procesos relacionados con déficit cognitivo.
Por ejemplo, al consumir una dieta alta en grasas saturadas y azúcares refinados se han observado fallas en la memoria en adultos jóvenes sanos. Asimismo, en adolescentes de 14 años de edad bajo estos hábitos alimenticios presentaron desempeño cognitivo bajo después de 3 años con fallas en aprendizaje espacial, memoria a largo plazo y tiempos de reacción. Aunado ha esto se han reportado dificultades en aritmética.
Las dietas altas en azúcares pueden provocar patología de la proteína tau con fallas cognitivas y anormalidades vasculares similares a las encontradas en la Enfermedad de Alzheimer. Asimismo, están vinculadas con la producción de radicales libres como consecuencia de un deficiente metabolismo de glucosa, aumentando el estrés oxidativo en las células e induciendo apoptosis.
Por otro lado, dietas altas en grasas saturadas también se asocian con fallas en el desempeño cognitivo, así como aumentan la posibilidad de presentar enfermedades neurológicas como la Enfermedad de Alzheimer, así como enfermedades cerebrovasculares.
Por lo que una dieta alta tanto en grasa como en azúcares puede afectar la cognición. Las fallas mnésicas pueden manifestarse rápidamente, independientemente de los efectos en el peso o el estado de salud general.
Referencias
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