La primera infancia es una etapa crucial del desarrollo humano que abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los 5-8 años de edad. Durante este período, se producen cambios significativos en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de un niño. En los primeros años de vida, el cerebro infantil muestra una notable capacidad para adaptarse y modificarse, lo que lo hace especialmente receptivo a las experiencias y al entorno. Por lo que, durante estos años formativos, es fundamental reconocer cualquier indicador de riesgo que pueda señalar la necesidad de una intervención efectiva y a tiempo, que proporcione el apoyo necesario.
Dificultades en el desarrollo del aprendizaje
El aprendizaje es un proceso complejo y fundamental en el desarrollo de los niños y las niñas. A medida que crecen, adquieren nuevas habilidades cognitivas y académicas que les permiten explorar el mundo que les rodea. Sin embargo, en algunos casos, este proceso puede verse obstaculizado por la presencia de dificultades en la adquisición de estas habilidades. Algunos indicadores que se identifican dentro de la primera infancia son:
- Dificultad para concentrarse
- Problemas para empezar y/o terminar tareas o en la elaboración de una actividad
- Dificultad para seguir instrucciones
- Problemas para recordar información importante, como números, letras o tareas
- Falta de interés en aprender nuevas habilidades o sentimiento de frustración al realizar actividades escolares
- Problemas para formar palabras, tendencia a mezclar sonidos en palabras
- Poco interés en la lectura
- Dificultades para realizar actividades como sostener un lápiz, recortar con tijeras o abrochar botones
- Dificultad para cambiar la atención de una tarea a otra
- Dificultad para organizarse
- Impulsividad al contestar
Las afectaciones en el desarrollo del aprendizaje durante la primera infancia pueden interferir con el desarrollo del lenguaje y las habilidades de comunicación, la capacidad para interactuar con sus compañeros y con su rendimiento académico. Es importante tener presente que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y, por lo tanto, no todos los niños experimentan estos indicadores de la misma manera.
Dificultades en el desarrollo social y emocional
Por otro lado, el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales es fundamental para que los niños y las niñas puedan interactuar con los demás de manera efectiva y formar relaciones saludables. Durante esta etapa, aprenden a través del juego, la observación y la interacción con compañeros y cuidadores. Algunos de los indicadores de riesgo en el desarrollo social y emocional que se pueden observar en la primera infancia incluyen:
Falta de interacción social, un niño que no muestra interés en interactuar con otros, incluidos padres, cuidadores y compañeros
- Ausencia de contacto visual o de sonrisas en presencia de otras personas
- Dificultades para jugar y compartir con su compañeros
- Dificultades para comprender las emociones de los demás
- Falta de interés en los rasgos faciales de los demás
- Dependencia excesiva a los adultos
- Complicaciones para desarrollar, mantener y comprender relaciones
- Baja tolerancia a la frustración
- Rabietas constantes
- Problemas para regular sus emociones
- Dificultad para adaptarse a los cambios
Los avances esperados en el desarrollo emocional y social durante la primera infancia ocurren según los tiempos propios de cada niño. No obstante, cuando estos logros no se manifiestan como se espera, pueden presentar una serie de desafíos que afecten el bienestar del niño o la niña y su capacidad para adaptarse en diferentes contextos sociales.
Dificultades en el desarrollo del lenguaje y la comunicación
Uno de los procesos más importantes de la primera infancia es el desarrollo del lenguaje. A través de este, expresan sus necesidades, emociones, y establecen relaciones con los demás. Los niños pasan de balbucear a formar palabras y luego oraciones complejas, mejorando su capacidad de comunicación. Los indicadores de riesgo pueden manifestarse de diversas maneras, entre estos, los problemas relacionados con el uso, la comprensión y la estructura de las frases son particularmente preocupantes. Estos pueden incluir:
- Desinterés por la comunicación, si un niño muestra poco interés en comunicarse, en atender a las voces o solo se comunica con personas muy cercanas de manera inusual
- Problemas de comprensión, dificultades para entender lo que se le dice, especialmente si en algunas situaciones parece comprender pero en otras no sigue instrucciones o no responde adecuadamente
- Problemas en la formación de frases coherentes y estructuradas
- Lenguaje poco entendible
- Falta de balbuceo; llanto o sonrisa
- Ausencia de respuesta al nombre
- Infecciones recurrentes en el oído
- No se comunica ni señala
- Dificultad en la articulación de sonidos
- Poco vocabulario
- Dificultad para expresarse
Si bien cada niño se desarrolla a su propio ritmo, las afectaciones en el desarrollo del lenguaje durante la primera infancia pueden tener un impacto significativo en diversas áreas del desarrollo de un niño, incluyendo la comunicación, el aprendizaje, las habilidades sociales y el bienestar emocional.
Dificultades en el desarrollo motor
El desarrollo motor durante la primera infancia es esencial para que los niños y las niñas adquieran las habilidades físicas necesarias para interactuar con su entorno. Estas habilidades incluyen tanto las motrices gruesas, como gatear, caminar y saltar; como las motrices finas, como agarrar objetos y coordinar movimientos precisos. Algunas señales de alerta en esta área podrían incluir:
- No consigue levantar la cabeza, sentarse, gatear o caminar en los períodos esperados
- Problemas de coordinación, como agarrar objetos, transferirlos de una mano a otra o usar ambos lados del cuerpo de manera coordinada
- Movimiento asimétrico, uso preferente de un lado del cuerpo o movimientos desiguales
- Dificultad para mantener el equilibrio y la coordinación
- Movimientos repetitivos o anormales
- Dificultad para manipular objetos pequeños, como dificultad para manipular juguetes o usar utensilios.
- Dificultad con el aprendizaje de tareas motoras como andar en bicicleta
- Mala postura
- Movimientos poco precisos
- Dificultad para vestirse
- Dificultad para realizar tareas manuales
El impacto que puede tener la afectación en el desarrollo motor resulta significativo en diversas áreas, incluyendo su capacidad para explorar el entorno, participar en actividades físicas, y desarrollar habilidades de autoayuda. Es importante mencionar que estos son sólo algunos indicadores que podrían presentarse durante la primera infancia. El desarrollo de cada niño es único y puede variar significativamente.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo en el desarrollo de un niño son características o condiciones que aumentan la probabilidad de que un niño experimente dificultades en los cambios evolutivos que implica su desarrollo. Algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de problemas en el desarrollo del niño son:
- Factores biológicos: problemas durante el embarazo o el parto, como exposición a sustancias tóxicas, infecciones, parto prematuro, bajo peso al nacer y complicaciones durante el parto, deficiencias nutricionales.
- Factores ambientales: vivir en ambientes con altos niveles de estrés, violencia, inestabilidad, o falta de seguridad; falta de estímulos y oportunidades de aprendizaje, experiencias traumáticas.
- Factores genéticos: trastornos hereditarios.
- Factores sociales y emocionales: vínculo débil con los cuidadores, falta de apoyo emocional, falta de interacción con sus pares, inestabilidad, falta de establecimiento de rutinas.
Las interacciones positivas y un entorno estimulante en el ámbito familiar proporcionan oportunidades que fomentan un desarrollo saludable y equilibrado en las áreas tanto emocional, social, cognitiva y física de los niños. La calidad de esta relación puede influir en su bienestar general a corto y largo plazo. Por otro lado, el estar expuestos a factores de riesgo puede tener efectos significativos y negativos en su desarrollo, su impacto puede variar dependiendo de la intensidad de la presencia de este factor.
El reconocer los indicadores de riesgo en la primera infancia es crucial para reducir los efectos negativos que puedan traer consigo y brindar una adecuada intervención para promover un desarrollo óptimo. Es importante observar el contexto y la constancia de estos indicadores para buscar asesoramiento profesional cuando sea necesario, como puede ser paidopsiquiatras, psicológos o neuropsicológos.
En CLICC Clínica del Cerebro y la Conducta ofrecemos atención a niños y niñas con dificultades en sus habilidades cognitivas, conductuales y emocionales relacionadas a alteraciones en su desarrollo. Nuestros especialistas cuentan con conocimientos sobre el desarrollo psicológico infantil, así como el funcionamiento cerebral en sus diferentes etapas. A partir de una evaluación integral, diseñan planes de intervención personalizados y dirigidos a las dificultades específicas que cada niño presenta. El apoyo adecuado y la colaboración entre profesionales de la salud, educadores y familias son esenciales para crear entornos enriquecedores y apoyar a los niños para que alcancen su máximo potencial.
Referencias
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